jueves, 10 de noviembre de 2011

Bones. Reflexiones sobre pasado y futuro



Reconozco que había iniciado este artículo con la intención de realizar una crítica sobre el primer capítulo de la séptima temporada que como sabréis se inició la semana pasada. Pero al ir pasando los minutos en el reproductor me venían preguntas a la mente, y no precisamente relacionadas con el capítulo, sino más bien con la evolución de la serie y el momento en el que se encuentra. Por eso, exclusivamente en este caso, voy a cambiar el arquetípico análisis de capítulo por esta parada en boxes para saber donde nos encontramos. Lets go!

Antes que nada, debo reconocer que soy un gran fan de Bones en su conjunto. Sigo muchas series, he seguido muchas más y espero que me queden en el futuro, pero no tengo una predilección especial por los procedimentales, o mejor dicho, no les guardo una gran fidelidad en el tiempo. La mayoría me aburren al paso de las temporadas y pierden el atractivo original, y con ello un espacio en mi disco duro. Por eso tengo en muy alta estima una serie que me ha enganchado durante seis temporadas con mayor o menor calidad, pero a la que he permanecido fiel.

¿Qué tiene Bones para lograr ese éxito reconocido? Pues una serie de factores, pero sin duda el más importante es la química de la pareja protagonista. Bueno, la química y que ambos son buenos actores capaces de soportar su rol de una manera excelente (cosa que no se puede decir de demasiadas series). Acompañando a Bones y Booth, el elenco de secundarios es capaz de darles la vez de manera más que correcta y no recuerdo ningún papel que no esté a la altura de la pareja protagonista. Evidentemente, todo quedaría huérfano si no estuviera respaldado por unos casos que suelen estar muy bien guionizados, suficientemente variopintos y de relativa complejidad. En resumen, actores + guión, una combinación frecuentemente ganadora.

Ya, me diréis, pero muchas series tienen esa combinación y al final sabemos que el desgaste todo lo puede. Es cierto, pero los que siguen Bones saben que no tiene ningún arma secreta, simplemente explota uno de esos aspectos hasta el límite… la química entre Bones y Booth. Debo decir que esa química es sencillamente brutal y no puedo equipararla a ninguna pareja de serie actual, y tendréis que reconocer que tiene que existir algo muy fuerte porque poder aguantar 6 temporadas sin que se haya iniciado una relación real entre los dos, sin giros de guión teenagers, sin lios entre la hermana, la amiga, el exnovio, el novio actual o la madre del cordero. Únicamente esa relación latente entre los dos. Es cierto que durante algunas épocas se ha jugado un poco con la culebronacización de la relación pero ha sido una cosa más fugaz que perenne y hemos vuelto rápidamente a la típica tensión habitual.

Creo que el riesgo es evidente al jugar de esa manera y es que de tensar la cuerda al final se puede romper, una sensación que nos ha acompañado en las últimas temporadas. Irremediablemente sentíamos que la unión era cuestión de tiempo e inexorable, tenía que pasar más pronto que tarde. Aún con todo, el atractivo seguía latente y el poder de atracción de la pareja acaparaba al espectador con la fuerza necesaria para mantenerle enganchado.

Pero con estas, y tras seis temporadas, un cambio repentino en la vida de Emily Deschanel (Bones) al quedarse embarazada en su vida real, ha provocado que los guiones hayan forzado la unión entre los protagonistas de manera definitiva. Descubrimos que el hijo que espera Bones es de Booth al final de la sexta temporada y eso nos deja preguntas respecto al futuro que ya han empezado a ser contestadas en el primer capítulo de la séptima.

Con todo ¿Qué nos depara Bones en el futuro? Parece que el primer capítulo ha empezado bastante fuerte y ha gustado bastante. La relación entre los dos se ha consolidado y va a más en su proceso de buscar una casa propia para formar una familia. Además, Bones sigue con su proceso de humanización y socialización a pasos agigantados, obligada por su relación con Booth y empujada en cierta medida por los desajustes hormonales provocados por el embarazo.

En mi opinión (y espero equivocarme) el capítulo ha sido bastante bueno pero se atisba un negro futuro en el horizonte de la serie. No se como van a explotar la tensión entre los personajes desde una relación ya formalizada y, como he dicho, es la base de la serie. ¿Cuántos capítulos podrán explotar la relación? ¿Cuándo no puedan, se convertirá en una serie de la CW con pequeños dramas cada capítulo? Se que todo viene desencadenado por una situación externa pero me viene a la cabeza la expresión de “pan para hoy y hambre para mañana”. Tienen unos pocos capítulos para jugar con la ilusión del espectador que tanto anhelaba la unión pero cuando quemen las naves habrá que ver que les queda. Supongo que mucha gente se pregunta el motivo de que muchos finales acaben con la boda de la pareja, o sencillamente en la constatación de su amor, pues porque detrás del “… y comieron perdices” no todo es de color de rosa y nunca podrá superar a la imaginación del lector, o del telespectador en este caso.

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