Los secundarios de The good wife siguen salvando capítulos esta temporada, y eso que este séptimo capítulo no hacía falta salvarlo porque me ha gustado de principio a fin.
Y cuando digo de principio me refiero al minuto 5, ese momento en el que la voz de Grace resuena en el móvil de Alicia y Diane y Kalinda lo oyen a través de su teléfono mientras hablan con Will. ¡Estalla la bomba! Creo que no había mejor manera de que la noticia llegara: la situación parece obvia, pero al no estar cara a cara lo que más interesa (al espectador) y temen (los personajes) es la escena que tendría que venir a continuación, el encuentro entre esas cuatro personas implicadas en la conversación telefónica. Sus caras son de absoluta perplejidad: Alicia sale disparada, Will sigue hablando como si nada hubiera pasado, pero Diane y Kalinda se quedan con una cara que se recordará durante años.
A partir de ahí todo un capítulo de tensión en cada escena de Diane con alguno de los dos. Tensión sobre todo en Alicia que mantiene el rostro firme pero se le nota que en cualquier momento espera la pregunta o lo que es peor, la afirmación/bronca. Ese principio de bronca, o más bien aviso, lo recibe Will en el despacho de Diane y luego los dos en forma de vídeo sobre acoso sexual en el trabajo en una de las escenas más divertidas para el espectador y probablemente más incómoda para ellos.
Y entre cara tensa y cara tensa, Alicia se ve involucrada en un asunto que, de repente, podría costarle la carrera profesional e, incluso, la cárcel. Menos mal que para evitarlo entra en escena la abogada que ayudó a Peter en el pasado y que está magistralmente interpretada por Carrie Preston. No es que parezca que tengo debilidad por los secundarios/episódicos, es que la tengoy más aun cuando le dan un toque cómico y casi friki al asunto. Ya vimos en temporadas pasadas al rey de Mississippi en True Blood interpretar a un juez y solicitar en tribunal que la gente donara sangre y por si eso no fue suficiente, Carrie Preston responde al teléfono diciendo “Fangtasia?”...una carcajada no viene mal de vez en cuando.
El que va a necesitar una carcajada es Will con lo que se le viene encima. Si no tiene bastante con Diane pisándole los talones en su relación personal con Alicia, la nueva amiguita de Cary ha decidido investigarle cuando parecía que iba a abandonar el trabajo por otro mejor. Peter se relame ante esta posibilidad porque evidentemente sospecha, más que sospecha, la historia de su mujer con el abogado. Y eso se plasma en la conversación que ambos tienen después de que Will descubra lo que está pasando. Es una escena en la que parece que están hablando del caso pero que realmente no están hablando del caso y los dos lo saben y aun así llevan la conversación de la mejor manera posible, los dos con sus argumentos intentando provocar al otro para que explote y diga lo que realmente significa ese encuentro.
En este problema legal de Will vemos de nuevo un Cary con cambio de personalidad, o al menos con cambio de opinión repentina. Primero no le parece buena idea ir contra Will porque él ha trabajado allí y además son unas acusaciones muy antiguas y, de repente, él mismo decide que quiere vengarse por todo lo que le han hecho aprovechando que su amiguita también está triste porque su nuevo trabajo no ha resultado como esperaba. Como dos ex-novios despechados pretenden lanzarse al ataque contra quien les “ha roto el corazón” y así se presentan ante Will para hacérselo saber.
¿Y ahora qué? Pues tensión por todas partes. A Will parece que cada vez le aprieta más el nudo de la corbata: el (ex) marido de su amante acecha y los dos son conscientes de que no es una cuestión meramente profesional; su socia también acecha, se avecina una bronca, sin indirectas como la del vídeo, tras el “descubrimiento” por parte de Diane de la aventura entre Will y Alicia. Al menos Celeste le está dando una tregua, esperemos que no definitiva, por el bien del espectador.
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