Si justo hablábamos el otro día sobre lo decepcionantes que pueden llegar a ser los segundos capítulos tras un piloto espectacular, llega The good wife con ganas de confirmar la teoría. No se puede hablar al 100% de decepción porque, para mi, tendría que suceder una catástrofe de daños innumerables e irreparables para que esta serie me decepcione, pero sí me esperaba más nivel en este segundo episodio. Quizá los Scott nos tienen demasiado bien acostumbrados.
Y es que el episodio piloto terminó tan en alto, con Alicia a punto de tomar una decisión que yo consideraba muy importante para el desarrollo del personaje protagonista. Y el segundo capítulo no solo no parte de ese momento sino que no se hace referencia a ello en todo el capítulo. ¿Debemos asumir que Alicia abrió esa puerta? Will se comporta con ella como si así hubiera sucedido o más bien como si nada fuera de sus planes hubiera sucedido, asumiendo por tanto que su relación trascurre de una manera normal.
Porque si hablábamos de que introducir su relación con Will en su domicilio familiar significaba hacerla real, una bofetada de realidad se está llevando Alicia por culpa de Peter, que ya avanzábamos que iba a intentar interferir en su vida laboral lo más posible y, claro, si su marido (o ex, o lo que sea) interfiere en su vida laboral traerá consecuencias; la más importante y que engloba a todas: la unión o más bien la interferencia de su vida personal en su vida laboral. Es algo que Alicia siempre había dejado claro que tenía que permanecer separado, tanto cuando Peter estaba en la cárcel como posteriormente cuando está intentando recuperar su puesto. Imaginamos pues que más aun ahora que, al estar separada de Peter, todo se complicaría más todavía. Pero insistimos en que Peter no se lo va a poner fácil y no se bien si a propósito o no, le está creando a su mujer muchos más problemas de los que imagina. No solo por intentar entorpecer su carrera profesional y los logros del bufete para el que trabaja sino que con ello ha conseguido que Diane sospeche de la posible separación del matrimonio y de ahí a sospechar una relación entre Alicia y Will hay solo un paso; y esa sospecha llevada a confirmación iba a traer muchos problemas en todos los sentidos tanto en el bufete (entre Will y Diane) como a nivel personal y profesional para Alicia.
En esta tercera temporada parece que los hijos van a tomar bastante protagonismo; el lógico por otra parte en una “guerra” entre padres separados. Pero en esta ocasión, al contrario de lo que había sucedido en temporadas anteriores, parece que Zach ha madurado: ya no quiere a toda costa que sus padres vuelvan a estar juntos, ya no hay reproches, solo preocupación: preocupación por el dolor que haya podido sentir su madre y por lo que le deparará a él el futuro con semejantes genes. Esperemos al menos que Zach no descubra nunca que fue con Kalinda con la que se acostó su padre después de ver el “crush” (como dicen los anglosajones) que tenía el joven con la detective en uno de los capítulos más divertidos de la serie.
Y más allá de la trama principal y de los personajes protagonistas, la nota más positiva del capítulo, para mi, es ver juntos en escena a Kalinda y Eli. Si ya por separado estos dos personajes eran de mis favoritos, la unión de investigación y misterio envueltos siempre en el mayor de los sarcasmos que llegan a rozar a veces el cinismo puede ser interesantísima y peligrosamente explosiva. Como en la vida real, hay personas que están llamadas a encontrarse: Kalinda y Eli estaban condenados a compartir escena en The good wife para que la serie pudiera seguir rozando la perfección narrativa. Porque, seamos claros, para mi Kalinda y Cary no tiene química, al menos no como nos intentan vender que la tienen, aunque Cary está desaparecido en este segundo capítulo, igual que el tercer elemento del trío del joven abogado y la investigadora.
Así que un poquito de decepción en el capítulo pero compensada con sorpresas agradables; y es que el abanico de virtudes de The good wife incluye ser capaz de contrarrestar los bajones de un capítulo con sorpresas, novedades, genialidades...Vamos, que lo que te quita por un lado te lo da por otro y al final siempre deja al espectador con un nivel de satisfacción óptimo como para esperar ansioso el próximo episodio.
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