Entre muchas comillas, naturalmente.
Nucky demuestra ser un personaje gris, pero un estupendo superviviente, y con no poca estrella.
Después de que la voracidad carnal de su anciano predecesor y sus naturales consecuencias le despejaran algo el camino de amenazas, y apoyado en su conocimiento profundo de los personajes que le rondan y de sus debilidades, Mr.Thompson centra el tiro (en series de esta temática, eso nunca es un decir) y empieza a resolver sus problemas en una confluencia muy propia de la tele moderna de sexo, dinero y vicios públicos y privados.
Combinación que desde Celesteland les agradecemos enormemente a los creativos de Boardwalk Empire.
Por desgracia, el reverso moral que es tan propio de las dudas de los productores y distribuidores tiene una sombra muy alargada, y en el episodio que nos ocupa intentan convencernos de que los malvados se arrepienten en su lecho de muerte de sus pecados, y que lo sienten, y que la culpa les persigue. Ya, claro. Seguro que ustedes también lo creen. El mundo está lleno de malvados arrepentidos, especialmente los ricos y acomodados.
Peajes inevitables de la ficción comercial, que sin embargo no deben desviar nuestra atención de un buen capítulo de una serie que sigue en franca mejora, a pesar de lo insustancial de su personaje principal y las limitaciones del actor (Steve Buscemi) que lo interpreta.
Por suerte, tenemos a Michael Shannon y su agente Nelson Van Alden para recordarnos que en la televisión de calidad suelen ser las joyas inesperadas, y no los grandes nombres, los que suelen proporcionarnos las mayores satisfacciones.
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