Crítica: Fringe 4x01 – Neither Here nor There

Cambiar las reglas a la mitad del juego nunca es una buena idea. Esa es la sensación que deja el primer capítulo de la nueva temporada de Fringe.

Neither Here nor There reanuda poco después de donde concluyó la tercera temporada. Los dos universos han decidido trabajar juntos para solucionar sus problemas, y Peter ha pasado a la inexistencia. Pero decir que la trama “reanuda” es quizá un término generoso.

El capítulo en sí parece más un episodio piloto que el estreno de una cuarta temporada. En vez de avanzar sobre la trama que nos tuvo al borde del asiento durante toda la tercera temporada con sus adictivas idas y vueltas y todas sus preguntas, aquí tenemos una presentación de personajes y de un nuevo mundo. Se nos explica como sería nuestro universo si Peter nunca hubiera existido (lo cual es entendible), pero también se reintroducen los personajes que ya conocemos en base a esto. Y es ahí donde no termina de convencer. Walter y Olivia parecen caricaturescos sin Peter como anclaje emocional, y el hecho que hayan usado todo el capítulo para introducir otra versión más de Lincoln Lee, no hace más que arrancar bostezos.

Ni siquiera toda la acción y tiros que han introducido a la fuerza logra hacer entretenido este estreno. Ni siquiera el giro argumental al final.

Entre lo poco que se puede destacar del capítulo, se encuentran los momentos del enigmático Observador y los breves destellos de Peter. Pero fuera de eso, no hay mucho más.

Que no se malinterprete. El capítulo tiene toda la mitología de la serie y más, pero sin dudas no es lo que uno espera de un estreno de temporada. Parece más bien un episodio de relleno, autoconclusivo, y hasta aburrido de a momentos.

La verdad es que no termina de cerrar está reinvención de Fringe. Es, sin dudas, un intento desesperado de sumar nuevos espectadores. Y si bien no se puede decir mucho más hasta no ver los demás capítulos, no es muy esperanzador el futuro de la serie si sigue por este sendero.