jueves, 29 de diciembre de 2011

Comentario: Black Mirror





BLACK MIRROR O CÓMO LOS MEDIOS DE SOCIALES HAN PASADO DE FACILITARNOS LA VIDA A CONVERTIRLA EN UN INFIERNO

Black Mirror, la miniserie de 3 episodios de una hora, que estrenó Channel 4 en Reino Unido hace poco más de un mes y que ha finalizado esta misma semana tiene la firma del creador de Dead Set y eso se nota. Mucho.
Mala baba, humor negro (negrísimo) y una crítica a una sociedad que parece ya estar sobresaturada por las imposturas de los medios de comunicación y en este caso de los medios sociales.



Todos tenemos varios perfiles en varias redes sociales y estamos permanentemente conectados. Somos capaces de fomentar la viralización solo con compartir un vídeo: convertir a los Vásquez Brothers en mega estrellas de la noche a la mañana, por ejemplo. Ya llevamos un tiempo jugando según las reglas de las diversas redes sociales y quién más, quién menos sabe aplicarlas según en la red en la que se encuentre: compartir noticias curiosas e interesantes en Twitter, socializar con los amigos en Facebook, intentar darse a conocer como profesional en Linkedin, etc.

Pero, ¿y si en un futuro cercano, las redes sociales y demás gadgets electrónicos estuvieran tan presentes en nuestra vida que la hicieran invivible? Esta es la premisa de Black Mirror que en 3 episodios que no guardan relación entre ellos nos muestra las últimas consecuencias del abuso de este estilo de vida. Lo más terrorífico es que parece que nos podríamos dirigir a ello, si no sabemos racionar el uso que hacemos de la tecnología y los Mass Media. Síndromes tecnológicos de enganche a smartphones, adoración casi sectaria por diversas marcas (Sí, manzanita, hablo de ti), expertos surgidos de la nada en gadgets, filósofos que teorizan sobre series y se las saben mejor que sus propios guionistas, objetos creados para fomentar una necesidad que en realidad no tenemos pero que nos llama la atención por el appealing de la marca y el estatus de estar siempre a la última y tener cuantos más aparatejos mejor, enfermedades surgidas del abuso de la tecnología y para cuya cura se recomienda pasar un fin de semana en el campo sin móvil, ni tablet, ni pc (¿Aguantaré?), guiñapos sociales cuya única aspiración es ganar un reality show para airear sus trapos sucios y vivir con la cartera llena y la dignidad en números rojos.  


Los ejemplos que tenemos en esta miniserie son 3:
-la viralización y la globalización: el poder de los medios de comunicación y la veracidad de las fuentes;
-la notoriedad y la fama: los talent shows y los reality shows como nueva élite social y única vía de triunfo no por el talento en sí, sino por la democratización de las votaciones y el borreguismo de las masas;
-la tecnificación del ser humano y la sobre-información: pérdida de identidad y de humanidad en pos de un creciente deseo de querer almacenarlo todo, tenerlo todo, administrarlo todo.

Y todo esto sin destripar ni un solo episodio de la serie. Recomiendo llegar virgen y no saber nada del argumento. Son episodios que no tienen relación entre ellos y tampoco aportará mucho saber qué nos vamos a encontrar. El shock es mayor de esta manera, creo yo.

¿A qué esperas para verla?






3 comentarios:

  1. Y si hay que hacer un desglose de episodios encantando estaré de hacerlo, pero me gustaría que primero la gente viera la serie...

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  2. En mi opinión, los tres episodios tienen, como trasfondo común, un mismo conflicto: la sumisión del individuo ante la masa, su alienación y falta de libertad frente al mundo virtual. Pero, para nuestra sorpresa, en el último minuto del último capítulo, esta extraordinaria serie ofrece una solución esperanzadora.

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  3. Esperanza pero ¿a qué precio? Qué mal cuerpo se me ha quedado...

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