Ya me parecía que la verdadera Emily, la nueva Amanda o Kara, como la llamaremos a partir de ahora iba a dar mucha guerra en Revenge. Su relación con Emily no termina de quedarme muy clara; o más bien la que tiene Emily con ella. Parece que sí, que le guarda cariño y agradecimiento, pero la quiere más bien lejos, lo cual no tiene demasiado sentido teniendo en cuenta la nueva identidad que le ha creado. Y además, si quieres a alguien fuera de líos y problemas lo último que deberías hacer es presentársela a Nolan. ¡vaya dos se han ido a juntar! Y lo que nos queda: Jack la conoce, le pone ojitos y le ofrece trabajo: parece que su enamoramiento por Emily, o el golpe de realidad que ella le propinó tras su declaración le ha servido para ponerse las pilas y mirar hacia otro lado. Y lo ha hecho bastante rápido, como todo sentimentalmente hablando en Revenge: peleas, líos y enamoramientos en cinco minutos, no necesitan más.
A Emily le crecen los problemas y ella parece no perder la tranquilidad ni un momento: su verdadera identidad se le aparece con un cadáver a cuestas, su suegra sospecha de ella día sí día también y la mujer que la había descubierto sale del coma, eso sí, sin memoria, para darle el tiempo suficiente a manipular la única prueba que tenía contra ella.
Es bastante raro como se comportan los ricos: Lydia y su amnesia se instalan en casa de los Grayson a petición de Victoria para sorpresa de todos; en realidad nadie está cómodo con la presencia de Lydia allí: ni Victoria, ni Conrad ni la propia amante del señor Grayson que no tiene muy claro que hace allí. Eso sí, le da el tiempo suficiente para recordar algo del pasado y acusar a Emily, algo que la vuelve a unir a Victoria que está buscando la mínima oportunidad para ir en contra de la novia de su hijo. Pero otra vez le vuelve a salir mal y lo que consigue es que su hijo se pille un cabreo increíble al descubrir que su madre había estado espiando a Emily y se vaya de casa. Ni siquiera le importa el pasado de la joven en un centro de alta seguridad... ¡Lo que no haga el amor! Ahora ninguno de sus hijos está de su lado y encima tiene a Tyler merodeando en sus asuntos.
Ay, Tyler, ¡qué personaje! Tiene los días contados, está claro. Intenta destruir a Emily, suplantar a Daniel con su padre, engañar a Ashley...algo no va a salir bien ahí y lo peor de todo es que la perjudicada en todo esto va a ser Ashley que ya decíamos en capítulos anteriores que estaba llevando un camino equivocado al juntarse con él. La verdad es que Tyler resulta un personaje odioso, de esos que todo culebrón necesita para que el público descargue su rabia contra él. Y ahora ha metido las narices en los asuntos Grayson y ahí ha terminado de fastidiarla.
Emily, y por tanto Revenge, se encuentra en un momento de desequilibrio, con un montón de frentes abiertos, cada vez más enemigos o asuntos de los que ocuparse, con demasiada gente sospechando de ella, incluido su propio novio que después de la visita de la policía no la mira con muy buena cara al meterse en la cama tras su escapada nocturna...y eso que no sabe que la escapada ha sido para colocar una prueba en el jardín de la mansión Grayson.
Mucho trabajo para Emily y cada vez más misterio en The Hamptons.
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