BLACK MIRROR O CÓMO LOS MEDIOS DE
SOCIALES HAN PASADO DE FACILITARNOS LA VIDA A CONVERTIRLA EN UN
INFIERNO
Black Mirror, la miniserie de 3
episodios de una hora, que estrenó Channel 4 en Reino Unido hace
poco más de un mes y que ha finalizado esta misma semana tiene la
firma del creador de Dead Set y eso se nota. Mucho.
Mala baba, humor negro (negrísimo) y
una crítica a una sociedad que parece ya estar sobresaturada por las
imposturas de los medios de comunicación y en este caso de los
medios sociales.
Todos tenemos varios perfiles en varias
redes sociales y estamos permanentemente conectados. Somos capaces de
fomentar la viralización solo con compartir un vídeo: convertir a
los Vásquez Brothers en mega estrellas de la noche a la mañana, por
ejemplo. Ya llevamos un tiempo jugando según las reglas de las
diversas redes sociales y quién más, quién menos sabe aplicarlas
según en la red en la que se encuentre: compartir noticias curiosas
e interesantes en Twitter, socializar con los amigos en Facebook,
intentar darse a conocer como profesional en Linkedin, etc.
Pero, ¿y si en un futuro cercano, las
redes sociales y demás gadgets electrónicos estuvieran tan
presentes en nuestra vida que la hicieran invivible? Esta es la
premisa de Black Mirror que en 3 episodios que no guardan relación
entre ellos nos muestra las últimas consecuencias del abuso de este
estilo de vida. Lo más terrorífico es que parece que nos podríamos
dirigir a ello, si no sabemos racionar el uso que hacemos de la
tecnología y los Mass Media. Síndromes tecnológicos de enganche a
smartphones, adoración casi sectaria por diversas marcas (Sí,
manzanita, hablo de ti), expertos surgidos de la nada en gadgets,
filósofos que teorizan sobre series y se las saben mejor que sus
propios guionistas, objetos creados para fomentar una necesidad que
en realidad no tenemos pero que nos llama la atención por el
appealing de la marca y el estatus de estar siempre a la última y
tener cuantos más aparatejos mejor, enfermedades surgidas del abuso
de la tecnología y para cuya cura se recomienda pasar un fin de
semana en el campo sin móvil, ni tablet, ni pc (¿Aguantaré?),
guiñapos sociales cuya única aspiración es ganar un reality show
para airear sus trapos sucios y vivir con la cartera llena y la
dignidad en números rojos.
Los ejemplos que tenemos en esta
miniserie son 3:
-la viralización y la globalización:
el poder de los medios de comunicación y la veracidad de las
fuentes;
-la notoriedad y la fama: los talent
shows y los reality shows como nueva élite social y única vía de
triunfo no por el talento en sí, sino por la democratización de las
votaciones y el borreguismo de las masas;
-la tecnificación del ser humano y la
sobre-información: pérdida de identidad y de humanidad en pos de un
creciente deseo de querer almacenarlo todo, tenerlo todo,
administrarlo todo.
Y todo esto sin destripar ni un solo
episodio de la serie. Recomiendo llegar virgen y no saber nada del
argumento. Son episodios que no tienen relación entre ellos y
tampoco aportará mucho saber qué nos vamos a encontrar. El shock es
mayor de esta manera, creo yo.
¿A qué esperas para verla?
Y si hay que hacer un desglose de episodios encantando estaré de hacerlo, pero me gustaría que primero la gente viera la serie...
ResponderEliminarEn mi opinión, los tres episodios tienen, como trasfondo común, un mismo conflicto: la sumisión del individuo ante la masa, su alienación y falta de libertad frente al mundo virtual. Pero, para nuestra sorpresa, en el último minuto del último capítulo, esta extraordinaria serie ofrece una solución esperanzadora.
ResponderEliminarEsperanza pero ¿a qué precio? Qué mal cuerpo se me ha quedado...
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