El parón navideño de Revenge ha llegado con la guerra de los Grayson a punto de estallar y convertida en un dos contra dos. Que Charlotte se pondría de parte de su padre era evidente dados los últimos acontecimientos...bueno, los últimos y los primeros porque entre madre e hija nunca ha reinado la calma. La situación de Daniel era distinta y de alguna manera los guionistas vieron la necesidad de equilibrar la balanza familiar para que el mayor de los Grayson volviera al nido familiar.
La culpa de todo la tiene, como viene siendo habitual últimamente, Tyler. El, ya nunca más, BFF de Daniel recibe en este capítulo ataques por todas partes, y detrás de todos ellos está Emily, aunque en esta ocasión él no logra averiguarlo.
Su excesivo acercamiento a Nolan (por interés o no) le llevó a la inoportuna escena con Ashley en el capítulo anterior; la desconfianza que Nolan tiene sobre él le cuesta (casi) el empleo, la enemistad ya irreparable con Daniel y la ruptura total de relaciones con Nolan. Pero aquí hay que ir por partes:
el plan de Emily sale a la perfección: sabe que si el vídeo de Nolan y Tyler sale a la luz y Conrad explota, Tyler contraatacará con el documento que incrimina a los Grayson en el caso del padre de Emily. Y, efectivamente, así sucede. Lo que queda claro es que Emily está dispuesta a llevarse a cualquiera por delante y es cierto que se lo había dicho a Nolan en los primeros episodios.
Lo que creo que Emily no esperaba era la reacción de Nolan. ¿por qué esa reacción? ¿Quería Nolan mantener su vida privada a un lado para seguir aprovechándola para los mensajes o realmente se había enamorado de Tyler? Resulta bastante extraña (a mi me lo resulta) esta segunda opción, pero la actitud de Nolan con Emily al final del capítulo parece indicarnos que esa es la razón de su enfado.
¿Y qué pasará ahora con Tyler? Su adquisición de la mansión de Nolan le permite obtener más pruebas en forma de vídeo de la culpabilidad de los Grayson en el asunto de David Clarke y esclarecer la presencia de Frank en casa de Lydia la noche de la caída de ésta por el balcón. Este hecho le mete de lleno en el juego otra vez por si no tenía suficientemente acorralado a Conrad. Daniel no sabe nada del asunto, por supuesto, y se siente traicionado por su padre. La beneficiada de esto: Victoria, que ve a su hijo volver a casa y ponerse de su lado en el divorcio.
Aunque para ese divorcio parece que Emily tiene otros planes. Hacía mucho que nos surgía alguien del pasado del que la protagonista pudiera vengarse y el abogado que contrata Victoria parece ser la próxima víctima. ¿Cómo afectará esto al divorcio? ¿y a Daniel? ¿Reconcilia finalmente a Emily y Victoria el acercamiento de Daniel a casa? ¿Cómo afecta la vuelta de “Amanda” a toda esta historia?
Demasiadas preguntas pendientes para estas semanas. Y la más importante de todas: ¿está realmente Emily enamorada de Daniel? El señor Takeda, erigido como guía espiritual de Emily ve debilidad en la joven cuando de Daniel se habla y no le gusta. Le parece que es perjudicial para la ejecución de la venganza. Emily lo niega, yo creo que también lo niego aunque obviamente a mi no me va a preguntar nuestro amigo japonés. El caso es que el instructor físico y mental de Emily abandona su tarea porque cree que sus sentimientos están impidiendo el correcto desarrollo de los acontecimientos planeados.
Así que nos quedan demasiados frentes abiertos sobre los que reflexionar estas navidades: ¿Emily enamorada? ¿Victoria amenazada por la vuelta de Amanda? ¿Tyler chantajeando a toda la familia? ¿Nolan deprimido? ¿Ashley? ¿En que narices está pensando Ashley volviendo con Tyler?
¡Qué largo y ajetreado es el verano en The Hamptons!
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