“There’s a new disease called the Kardashians, darlin’”
Imagínense a los personajes de su serie favorita, 20 años después. Ross y Rachel cuarentones, con Ben en sus veintes y Emma en la secundaria. Don Draper en 1983. George Constanza... transformado en Larry David en Curb your enthusiasm (ahí en realidad no hace falta imaginarse nada...).
Gracias a el irregular ritmo de la mayoría de las series inglesas, y a la insistencia del viejo público, más el nuevo público que las fue descubriendo a través de los años, Eddy, Patsy, Saffron y el resto de las chicas (señoras...) de Absolutely Fabulous están de vuelta.
El riesgo, fundado en algunos de los pobres “regresos” en el 2003 y y 2004, era que la serie no se sostuviera en su nube de irrealidad y excesos.
La buena noticia es que pasaron veinte años, y nadie creció ni un minuto. Si de edad claro (la alta definición no es una buena amiga de Jane Horrocks, reviviendo a Bubble, aunque June Whitfield como Mother parece haberse conservado mejor que todas sus compañeras), pero digamos que nadie maduró en ningún sentido imaginable.
Puede que Eddy ahora tenga un iPhone y un iPad, las Kardashians se apoderaron de los medios y un personaje clave pasó algún tiempo en prisión, pero siguen siendo las de siempre, salvo que por haber filmado nada más que algo así como 40 episodios en 20 años, todavía resultan personajes frescos.
Jennifer Saunders, creadora, guionista y productora de la serie, presenta uno de los guiones más ajustados en años, manteniendo las relaciones (y creando algunas nuevas: el momento de “respeto” de Patsy y Saffron es uno de los puntos altos de esta atiborrada media hora), y al mismo tiempo reflejando todo lo que cambió: nuevas celebridades de reality show, la moda siempre cíclica, y una nueva pareja real británica (la escena de Horrocks representando todos los detalles de la boda real para un personaje que se la perdió es hilarante). Nunca hay que olvidarse que el secreto de Ab Fab sigue siendo la incorrección, por eso es que ninguno de los intentos de replicar la fórmula en Estados Unidos han funcionado: la serie se sostiene en protagonistas capaces de decir, tomar y fumar cualquier cosa con total abandono (y endeudarse por hacerlo), sin preocuparse por si el personaje es querible o no.
Como siempre, ayuda saber que está pasando en Inglaterra en estos días para entender algunos de los chistes y referencias (o hace un par de años: el montaje obligatorio de shopping está acompañado por un hit de La Roux que atrasa dos o tres temporadas), y las perlas para los seguidores de la serie de siempre son muchas, así como de los seguidores de las series en general (Lectores de Celesteland, disfruten del crossover no oficial con la versión danesa de The Killing).
Este es el primero de dos especiales: uno de navidad y otro de año nuevo. Afortunadamente lo único navideño fue la fecha de emisión, y aquí estaremos la semana que viene repasando el segundo.
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