Este año la cadena ABC se enfrenta a la conclusión de dos de las más grandes series emitidas en los últimos años: Desperate Housewives y Grey’s Anatomy. Si ciertamente esta última seguirá al aire, se quedará sin la participación de dos sus personajes principales (Ellen Pompeo y Patrick Dempsey), un intento desesperado de parte de la productora Shonda Rhimes, quien no consigue mantener al aire ninguna otra serie a parte de sus dos grandes éxitos Grey’s Anatomy y Private Practice, esta última surgió a raíz de uno de los personajes secundarios de la primera.
Por otro lado, el inevitable final de Desperate Housewives, que con todo y sus alti-bajos a lo largo de sus ocho temporadas sigue siendo una las pocas grandiosas series que quedan al aire de aquella oleada de series emitidas desde el 2004 (Lost, Prison Break, Grey’s Anatomy) con las cuales comenzó la locura y desenfrenada fiebre de ver series on-line para poder seguirlas al ritmo de USA.
Cerrando la historia al estilo Asesinato en el Orient Express, es inevitable no sentir melancolía al final de cada capítulo de la octava temporada de las Amas de Casa Desesperadas, ya que ha logrado retomar la esencia de la serie, dándole a los espectadores suspensos, intrigas y como extra: regresos de varios personajes de antiguas temporadas.
No se puede esperar menos de la que en su momento fue la serie más vista en el mundo (luego superada por Grey's Anatomy) y que dejará un inevitable vacío en los domingos de todos los que semana a semana esperamos fielmente ver y reir con las locuras de las cuatro amigas, reinas y señoras de Wisteria Lane.
Daniela Ruiz.
@_nani
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