Las chicas se nos ponen románticas por San Valentín. Bueno, tampoco tanto, que siguen teniendo ese estilo entre trash y procaz que las caracteriza.
En este episodio seguimos recalcando el acierto de incorporar como fijo el personaje de Sophie. Y es que sus estilismos, su acento, su inglés mal pronunciado y su estrambótico comportamiento son los que nos arrancan más carcajadas. Que tenga cuidado Max, que Sophie viene pisando fuerte. Buena prueba de ello es el segundo enfrentamiento verbal que mantiene con Oleg con los diferentes sentidos del verbo To Come en inglés (a ver qué tal se las apañan los traductores en la versión castellana).
Earl, el simpático cajero del diner donde trabajan las chicas sufre un ataque al corazón y tiene que ser hospitalizado. Las chicas removerán cielo y tierra para conseguirle una buena atención sanitaria y una habitación privada, incluso recurrir a hablar con ex novios médicos en el caso de Caroline.
Pero a pesar de hacerle este favor, el ex novio de Caroline no quiere saber nada de ella ya que ahora es pobre. Y así se le frustran los planes de San Valentín. Claro que Max, siempre dispuesta a dar la cara y más si es por su amiga y socia no va a dejar que las cosas queden así y le cantará las cuarenta al muchacho, que debido al dinero de su familia también es el dueño del hospital.
Poco dinero han ganado en este episodio de San Valentín pero vemos como el grupo de personajes se va relacionando más entre sí como cuando Earl le dice a Max que son como familia, o cuando el padre de Caroline les envía flores a las dos chicas.
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