martes, 24 de abril de 2012

Comentario: Mad Men 5x06 - Far away places


Is there a cure for neurosis?

Mad Men nunca fue un programa sencillo, pero las complejidades siempre partieron de los temas tocados, las sutilezas en el desarrollo de los personajes, lo poco empáticos que todos pueden resultar. En lo formal, siempre se trató de una narrativa relativamente lineal, con alguna excepción, como los flashbacks a la niñez de Don, la realidad alternativa que se desata cada vez que Don viaja a California (The Jet Set, nunca lo olviden), y especialmente esta temporada, algún recurso onírico. Este episodio, con su estructura Roshomon desde tres puntos de vista, y sin aviso previo, rompe con todo eso. Sumado a lo extremadamente enmarañado de las tres historias principales, lo hace uno de los mas fascinantes y merecedores de múltiples pasadas de toda la serie. Los comentaristas hoy están diciendo “el mejor” o “se fueron al pasto”, yo por lo pronto me quedo con “el más desafiante” y como televidente y comentarista, pocas cosas me gustan tanto como el desafío. 
Empezamos con Peggy, incorrectamente acusada de histérica, cuando adelantada a su tiempo como en tantas otras cosas, es una neurótica obsesiva hecha y derecha. Su némesis en este episodio no es el blando de Abe, su novio, si no que como buena contrapartida para un neurótico, es un cliente que muestra las más claras señales de histeria desde Betty en la temporada 1. Peggy que es una copia de carbónico de Don, pero que por género y edad no puede ejercer la misma cuota de poder, aunque sus alivios sean los mismos (un polvito al paso y un vaso de “algo marrón”). La diferencia también es que todavía está un poco más permeable que Don a lo que sucede a su alrededor, y su charla con Michael le devuelve un poco de sobriedad. Estaría tentado de decir que cada uno de los tres apartados del episodio tiene implícita o explícita una crisis de pareja, pero los adelantos de la semana que viene los muestran a Peggy y Abe juntos, así que les damos un crédito.
La historia central del episodio (por impacto nomás, nunca hubo un episodio con tres historias tan claramente delimitadas de igual importancia) es la de Roger. 
La premisa es sencilla: Roger y Jane toman ácido. En lo que va de la temporada ya tuvimos una pesadilla de Betty y una pesadilla/fantasía/viaje por el inconsciente de Don, pero nada de eso nos preparó para el trip de Roger. A lo único que lo puedo comparar es al extraño viaje de Tony Soprano al borde de la muerte, y la comparación no es desacertada, siendo que Matthew Weiner también estuvo involucrado en aquella.
Roger, con 50 o más años de alcoholismo, es como un espectador de su propio trip, y hasta un buen compañero para la frágil Jane. En el medio de su viaje, se dicen la verdad. Pero no La Verdad. Como el filósofo en la cena pre ácido lo hace notar, las aspiraciones de conocer la verdad son afectaciones de la modernidad que en los 60 ya se caían a pedazos. En cualquier caso Roger reconoce Su Verdad, y Jane finalmente articula La Suya. Roger y Jane nunca se quisieron, simplemente que por motivos varios nunca lo reconocieron. Fin al matrimonio Sterling, va ser carísimo, acertadamente indica Jane.
Y finalmente Don y Megan. Todos estábamos esperando que el Don Draper que conocemos apareciera en algún momento. Si, es cierto, la dinámica con Megan es muy diferente a todo lo que conocíamos hasta ahora, pero Don es Don, y desde hace un par de episodios además conocemos algunas cosas más que mejor hubiera sido no conocer. 
La violencia material e implícita de Don hacia su mujer fue increíblemente cruda. Tal vez Megan la haya dejado pasar, pero no veo que esto pueda sostenerse demasiado tiempo más. Como en un juego de mamushkas, el flashback dentro de la narrativa quebrada, a algo que nos perdimos en el fin de la temporada pasada, con un inocente I wanna hold your hand de fondo nos muestran el espejismo que llevó a Don a tomar la decisión que muchos siguen sin entender. 
Y en el medio de la tormenta, de la confusión, Bert Cooper, a quién lo dábamos por perdido, llama a las cosas por su nombre.
El sexto episodio de la cuarta temporada fue el clásico The suitcase, que podría compararse en cuanto a grávitas con este. Le siguió el momento de sobriedad y reconstrucción de Don, The Summer Man. Tal vez lo que veamos la semana que viene. Espero ansiosamente.
Algunas observaciones al paso:
  • Es probable que no volvamos a ver a Jane Sterling. La despedimos más bella que nunca. Comentaristas de moda más astutos que yo deconstruirán su maravilloso look en la cena/viaje ácido.
  • Claro que “Roger soltero” luego de que hace dos semanas tuvimos a “Joan Soltera” pedía reunión a los gritos, y sin embargo, nos negaron la satisfacción, sin siquiera una aparición de Joannie en todo el episodio. 
  • La historia de Michael se va desarrollando lentamente, y cada vez tiene más capas. Uno de los dos lei motivs dando vueltas al episodio aparte de preguntar la hora, fue el judaísmo. Michael y su experiencia (o no?) en el holocausto, Jane hablando en yiddish (creo que nunca había sido establecido su trasfondo judío, lo que hace aun más interesante su matrimonio con el prejuicioso Roger). Y otro comentarista notó algo que se me había pasado, que es que Abe también es judío. Que lejos estamos de cuando para recibir a Rachel Menken hubo que sacar al único judío de Sterling Cooper de la sala de cadetes...
  • ¿A alguien más le pasó que los errores de chroma en el coche con Don y Megan los sacaron un poco de la escena?

1 comentario:

  1. La sexta temporada fue muy buena que si bien es cierto tuvo sus detalles negativos, resaltó más lo positivo y sin duda catapultó a Mad Men como una de las favoritas del público. En lo personal la disfruté mucho y la sigo disfrutando.

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