martes, 10 de abril de 2012

Comentario: Mad Men 5x04 - Mistery date


“In my heart, I wanted to throw you out of the cab!”
¿Cuántos programas, en su quinta temporada, pueden hacernos saber algo nuevo sobre sus personajes? ¿Cuántos programas, obsesivamente analizados y comentados, pueden abrir tantas líneas de discusión con solo 47 minutos? A riesgo de sonar como un fanboy (para que negarlo...) son pocos o ninguno, y sin lugar a dudas, ninguno como Mad Men.
Aprendimos que Peggy es ambiciosa en más de una manera, que intenta abrir su limitado espectro de amistades pero siempre termina metiendo la pata, y hasta como detrás de “la exitosa mujer de carrera” siempre están sus inseguridades (“me descubrieron” le dice a Dawn, ¿realmente Peggy? Te lo ganaste, nadie te descubrió).
Aprendimos que Pauline es un desastre a muchos niveles, pero aun así es mejor como figura materna para Sally que Betty (eso nos habla más de lo desastrosos que son Betty y Don que bien de Pauline) por lo menos hablándole como una adulta. Drogándola un poco también...
Aprendimos, o estamos empezando a conocer, más sobre Michael, con el potencial creativo de Don (muy a pesar de Don) pero con un extraño centro moral y una intuición o talento para “entender” a las mujeres como sólo hasta ahora Peggy se suponía que lo podía hacer. En la indignación de Michael sobre las espantosas fotos que trajo Joyce (hola Joyce! te extrañamos) hubo algo que remontó a Megan en el primer episodio. Dos a observar, Michael y Megan.
Hablando de Megan, aprendimos que por si nos quedaba alguna duda, no es Betty. Megan vio algo que no le gustó, y no hizo un síntoma histérico: fue y confrontó a la mierda que tiene por marido.
Y hablando de maridos, de maridos que son una mierda y cosas similares, aprendimos mucho sobre Joan y Don.
Si el episodio 1 se podría haber llamado “Megan” y el 2 “Betty”, este tercero podría ser simplemente “Joan”. También podríamos llamarlo, “Welcome back, Joan”. Algo se murió en Joannie cuando su entonces prometido la violó en la oficina de Don. Accediendo a casarse con Greg, le vendió el alma al diablo. Muchos nos decepcionamos de que la en apariencia “mujer fuerte” cediera de esa manera. Bueno, Joannie no olvidó, siempre supo que su marido “no es un buen hombre” por más que el ahora con un uniforme y veinte hombres a cargo se sienta como tal, y cuando todos esperábamos que el “regreso” de Joan fuera por viudez, de manera mucho más valiosa, es por su propia decisión. 
Y aprendimos algo sobre el inconsciente de Don. Algo que creo que no queríamos saber, y que seguramente nadie dentro del programa querría saber. También aprendimos por primera vez que le tiene miedo o respeto a algo más que a su pasado Whitman: Megan no es Betty, nuevamente y por si nos cabía alguna duda.
Del mismo modo que el asesinato de Kennedy, la caída de un avión de American Airlines o la crisis de los misiles, el disparador narrativo fueron los asesinatos de Richard Speck en 1966, y esta espantosa muestra de violencia de género fue el catalizador para ver otras formas de violencia a las que estaban y están expuestas estas mujeres: Joan, Dawn, Sally, Peggy, Pauline y las dos víctimas, una real y otra imaginaria: Megan y Andrea, por parte del “heroe” del programa. 
Algunas observaciones al paso:
  • La escena de Peggy y Roger fue un momento no sólo revelador de la ambición e inteligencia de Peggy y la desesperación de Roger, si no también uno de los mejores pasos de comedia de toda la serie.
  • Cerrando una historia que se abrió hace tres temporadas, hubo varias referencias a dos momentos claves de la historia de Joan y Greg: la infame violación y el triste C´est  Magnifique. Christina Hendricks se merecía un episodio así, y además hace mucho que no estaba tan bella.
  • Hasta Pauline opina que el Castillo Francis es de película de terror

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