lunes, 28 de mayo de 2012

Comentario: Mad Men 5x11 - The Other Woman



"Do I have to do all of it?"

No es secreto que soy un fanático de Mad Men. Por eso escribo estos comentarios, por eso a veces dialogo o me enojo con los personajes o los guionistas, por eso hago de evangelizador con mis amigos, familia compañeros de trabajo para que la miren.
Esta serie me ha hecho reírme, llorar, pensar, horrorizarme, buscar nuevos caminos académicos y profesionales, apreciar la moda, el diseño, distintas formas de narración, y tantas otras cosas. Pero siempre con una cierta distancia intelectual, analítica. Toda esta introducción es porque este episodio de la serie tocó algo, una conexión emocional, algo que me conmovió mas allá de lo simplemente intelectual, y si este comentario parecer ir en todas direcciones, probablemente soy yo tratando de “ligar” toda esta emoción suelta, de alguna manera.

Definir a Mad Men como “un programa sobre Don Draper” probablemente sea un  punto de vista algo reduccionista. Históricamente, MM ha sido tanto acerca de las mujeres de Don Draper como de Don mismo. Betty, Megan, Bobbie, Susan, Midge, Rachel, Faye… y Peggy, por supuesto, lo más parecido a una “esposa laboral” que ha tenido. Y de la mujer que nunca fue “la mujer de…”, pero que siempre jugó un papel esencial para Don y todo lo que lo rodea: Joan.  Desde el principio el tema fue el lugar de la mujer en la sociedad en un momento de quiebre, y basada en tres arquetipos: la “mujer buena” ama de casa y madre, la “mujer mala” que se atrevía a usar la sexualidad como un jugador activo, y la “mujer profesional”, la que se estaba abriendo camino. Claro que la mujer buena término siendo un caso psiquiátrico a causa de ese rol, la mujer mala nunca fue realmente mala, sino un peón cuando algunos la creían reina, y la mujer profesional nunca dejó de pensar que le debía todo a un hombre. El rol de Don fue siempre el de una lectura algo diferente sobre estas tres mujeres: Betty es Betty porque Don hizo todo lo posible porque así fuera, aunque no hay más que verlo como actúa con Megan para darse cuenta que algo aprendió de esa experiencia; Joan, por más que otros la vieran como una bomba sexual manipuladora, siempre fue respetada por Don por su inteligencia, su tacto, su estoicismo (y su propio pasado: como siempre se nos recordó, pero nunca más que esta temporada, que Don es el hijo de una prostituta, su definición de “mujer mala” es bastante diferente de la de cualquiera de los otros socios de SCDP); y Peggy, desde el primer momento que dio cuenta de su talento, fue “uno de los muchachos”, un par, nunca “una mujer”.
Pero en el fondo, todas las mujeres son mercadería de intercambio en el universo Mad Men. “Finalmente algo bello que realmente te puede pertenecer” nos repitió con algo de falta de sutileza el slogan de Jaguar que todos los creativos (varones) se pasaron el episodio pergeñando.  Pero ¿Qué tan mercadería de intercambio? Y ¿Qué tanto esa mercadería tiene un precio?
La pregunta no es qué estamos dispuestos a hacer para tener lo que queremos, si no, qué es lo que queremos, y cómo podemos darnos cuenta. Megan quiere ser actriz, aunque ponga en peligro su matrimonio, aunque su trasero sea más importante en el casting que cualquier otra cosa. Peggy quiere… que la respeten por su talento. No porque Don no lo respete (aunque en este episodio hizo todo para demostrar que no lo hace), si no porque sabe que mientras este cerca de Don, nunca van a ser “sus” méritos. Y entonces el destino de Peggy está en otro lado, y hacia allí lo va a buscar.  Y Joan… que no sabe lo que quiere, o si lo sabe, también sabe que no lo va a tener con las herramientas que tiene a su alcance. Entonces a Joan los varones (y su madre, esa poderosísima herramienta del patriarcado) la definen desde afuera, como una cosa. Y se rebela contra esa definición. Hasta que otro varón, por sus propios mezquinos intereses, le pone algo ante los ojos. No dinero, tal vez poder. Y Joan cede, probablemente sin medir las consecuencias de sus actos (todo lo que Joannie consiguió este episodio, estense seguros que va a volver como un bumerán en cuanto se distraiga), y como para reafirmar cual es el lugar que le tocó en suerte, no es el hombre que ella esperaba el que intenta disuadirla, si no ese otro hombre,  extrañamente honorable.
Las (pocas) voces disidentes sobre esta temporada de Mad Men venían insistiendo que los episodios eran un poco tirabombas pero que finalmente la historia no avanzaba realmente. “The Other Woman” los calló la boca: todo lo que vino pasando, desde Peggy no teniendo el protagonismo esperado, hasta el recorrido de Joan que empezó con su embarazo y culminó tomando unos tragos con Don, hasta las historias de Roger, Pete y Lane convergen aquí. Olvídense de zou bisou bisou, del combate Pryce vs. Campbell o de Fat Betty: las acciones de los personajes en este episodio cambian el status quo por completo, dejándonos con ansiedad por los dos episodios que faltan y haciéndonos temer al largo receso que les va a seguir.

Algunas observaciones al paso:
  • Uno de los modos de analizar la relación entre Don y Peggy siempre fue la de “padre/hija”. Este episodio nos recuerda, con inmenso tino, que la verdadera relación de padre/hija es la de Peggy con Freddy Rumsen. Para entender mejor a Don y Peggy, miren esa última escena que comparten este episodio. Más de una vez, por si las lagrimas se la empañan la primera vez.
  • Don, Peggy, sus manos. En el primer episodio de todos, en “The Suitcase”, aquí… tan bien escrito, tan bien usado, siempre dando en la tecla justa.
  • Joan en su oficina. Joan en la habitación de un hotel. Joan en su departamento. Nuevamente, nunca es casual lo que le sucede a Joannie en cada ambiente.
  • Y que no parezca que Mad Men es solamente guionistas y actores: el detalle de dirección con los dos puntos de vista sobre la visita de Don al departamento de Joan... pocas veces un "truquito" aporta tanto a la historia y a entender la psicología de los personajes.
  • Siguiendo con el efecto “no responder a la demanda”, este episodio pedía a los gritos una interacción entre Joan y Peggy, y no la tuvimos mas allá de esa última mirada. De todos modos, si algo le faltaba a Peggy para decidirse fue Don preguntándole si su decisión tenía algo que ver con las novedades de Joan
  • Pete Campbell es probablemente el personaje más desagradable de la TV actual que no sea abiertamente “un villano”. Su manejo con Joan, mas allá de lo que haya sucedido después, más su trato de Trudy lo hacen simplemente despreciable. No hay redención posible,   y ya perdí la esperanza de que tuviese un final trágico.
  • Porque hablando de finales trágicos, ahí lo tenemos a Lane, otro desesperado. Lo que egoístamente lo llevó a manipular a Joan por un camino diferente del esperado, puede probablemente volverla  la orgullos propietaria del 5% de nada.
  • Necesito que alguien me ayude a "leer" a Roger en este episodio. Su reacción inicial, por lo menos sus caras, eran lo que esperaba. Pero  ¿qué pasó despues? Claramente no hubo tiempo para mostrar la reunión donde se analizó la "contrapropuesta" de Joan, pero me niego a creer que dejó que esto pasara como si nada. 
  • ¿Vieron el avance de la semana que viene? ¿Vieron donde está sentada Scarlett? Nada es casual en el universo Mad Men. 

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