“Meat, seafood, scotch, sex”
Quiero empezar por decir que este fue probablemente, el mejor episodio de la temporada de Nurse Jackie, y uno de los mejores de toda la serie. Digo esto porque mientras lo miraba, ya sabía que me iba a detener sobre dos puntos críticos, que tal vez no terminaran de condensar esa información. Fin de mi descargo, ahora el comentario.
Suelo comentar lo cuidadosamente freudianos que son los guionistas de Mad Men, especialmente en lo que refiere al personaje de Betty. En el desarrollo del personaje hay una lectura cuidadosa, detallada y probablemente asesoría profesional. Digo esto porque hay tanto “sentido común” sobre Freud que todos nos creemos que sabemos, cuando en realidad repetimos muletillas que no sabemos decodificar. Una clásica es “el sueño es realización del deseo”. Entonces si soñaste que te besabas con tu jefe, es que querés besarte con tu jefe!. Errr, no.
Por todo lo genial que tiene Nurse Jackie, y este episodio en particular, empieza con una secuencia onírica que claramente nos refleja un deseo de Jackie que conocemos (drogarse) y uno que nos tiene que sorprender (una poco imaginable atracción por Cruz). ¿Cómo eligen mostrárnoslo? Jackie toma una pastilla y se besa con Cruz. Error de principiantes. Igual, esto remonta inmediatamente cuando vemos que era un sueño dentro del sueño, y el intercambio con O’Hara si adhiere más a la condensación y el desplazamiento que estaba esperando.
Es algo menor, en el contexto de una narrativa brillante, así que casi lo dejo pasar.
De hecho, como recurso es muy bueno porque hace que Jackie efectivamente vea a Cruz con otros ojos. Toda la secuencia de ambos salvando el pié de uno de los casos de la semana fue claramente “punto de vista Jackie” descubriendo que por todo lo administrador villano que es, Cruz es un médico admirable.
Lo demás es un episodio de “un día en la vida” de todos estos personajes, justo cuando a un par de ellos le pasan cosas que probablemente se las cambien para siempre: Zoe comprometida, Jackie enfrentando divorcio, juicio de tenencia y otros etcéteras kármicos, O’Hara a punto de ser madre. En el medio, Zoe es mejor madre y padre que Jackie y Kevin juntos (pero con kimono), Eddie le da una información frustrante pero tácticamente clave, Coop pasa de ser un tarado que da miedo con el bebé de O’Hara a un tarado querible con Zoe y Gloria muestra que es mucho más de lo que solía dejar ver.
Todo en su lugar, nada forzado, creíbles los diálogos y las situaciones, fieles a lo que ya vimos y sentando las bases de lo que viene. Buena televisión, de la mejor.
Quería detenerme sobre otro tema abierto por el episodio, y si alguno le molesta que me ponga político, puede dejar de leerme acá.
El segundo caso de la semana fue el de una mujer trans que se tiene que atender por una intolerancia al estrógeno que está tomando. Que este episodio se haya emitido a menos de una semana de la aprobación de la Ley de Identidad de Género en Argentina es los que se suele llamar serendipity.
Todo aquel que no entienda por que la ley es importante, tiene que ver este episodio, conocer a Lonna que no quiere ser Mark, aunque Mark sea el que tiene el seguro de salud (un recurso que se resuelve además por el lado del humor, y por mi nueva Super Heroina, Gloria Akalitus y su conocimiento de clínicas trans, trucos legales y corazón del tamaño de Canadá). Lonna que siente la necesidad de recordar a cada minuto que tiene un trabajo “de verdad”, que está haciendo la transición legalmente, que ya tuvo que contestar cada pregunta de mierda imaginable y que esta vez tuvo la suerte de ser antendida por Jackie, O’Hara y Gloria (piensen hasta en la bien intencionada Zoe, diciendo que no sabe si el paciente es “un chico o una chica”).
Un episodio de mitad de temporada, avance de todas las historias, un debate sobre lectura de Freud, un manejo educado y político de la problemática trans... una lástima que más gente no esté disfrutando de este gran momento de una gran serie.
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