“Think of an elegant exit”
No por anunciada una muerte es menor. Toda la temporada los guionistas nos estuvieron tirando cuanta simbología de la muerte encontraron a mano (hasta en este episodio, con Sally y su comentario sobre usar los zapatos de otro), y era ya una cuestión de “cuando” mas que una cuestión de “si”. El “quien” también ya estaba casi resuelto: si bien nos pasamos media temporada viendo a Pete lidiar con su existencialismo de “problemas del primer mundo”, estaba claro que el camino autodestructivo venia por el lado de Lane, poniendo también en perspectiva pequeños detalles, como el incidente de la billetera al principio de la temporada (claramente el empujón se lo dieron sus problemas económicos y la conversación con Don, pero el vacío existencial de Lane viene de mucho más atrás. Piensen en su padre agarrándolo a bastonazos en “Hands and feet” la temporada pasada).
Igual, conservadores como somos, a veces nos cuesta pensar en la muerte de un personaje que aparece en la foto del elenco al principio de año, como si estuviéramos todavía en los 70 y Sopranos nunca hubiese existido. Lane fue un personaje que de todas maneras sobrepasó la que podríamos pensar era su vida útil, con la vuelta de tuerca dada en el mismo momento en que BVDO intentó hacerlo redundante, y corporizándose como personaje en el episodio de “una noche en la ciudad” con Don y el citado más arriba con su padre y su conejita de Playboy. La triste ironía del personaje fue el “como”, con el poco confiable Jaguar (“temperamental y hace lo que quiere”) y su eficiente carta de despedida siendo una vulgar renuncia. Hasta el último momento, Lane haciendo lo que se le demanda.
Chau Lane, te vamos a extrañar. Te diste el gusto de trompear a Pete y robarle un beso a Joan antes de irte, es más de lo que logran muchos otros personajes.
Como en el episodio pasado, algo que no es central al argumento pero que queda evidenciado es el sentido de la moral de Don: reprobando sobre todo el affaire Joan y confrontando ahora a Lane sobre sus actos con una única salida posible. Don, honorable Don… que va a ser de ti cuando llegue Watergate.
Hablando de moral, en una historia secundaria pero poderosa, tenemos también a Ken en el medio de una tormenta, y el honorable Ken, sintiéndose traicionado por todos los ángulos (mas sobre esto en las notas más abajo) decide jugar con las mismas reglas que lo están obligando a usar. Ken ya sabe que hay que hacer para ser socio (durísimo y apropiado comentario) y no es eso lo que quiere. Con dejar atrás al nuevo chico de oro, Peter Campbell, le alcanza.
Y finalmente tenemos a Sally, en una historia que se sintió un poco forzada, salvo por dos detalles interesantes: en primer lugar, poner en perspectiva que mas allá de su madurez curtida a los golpes con sus poco apropiados padres (y la madurez actoral de Kiernan Shipka), Sally apenas tiene 12 años. Y por otro, permitirle, por una vez, a Betty ser una buena madre. No que le salga fácil, como su reacción al abrazo de su hija nos mostró, pero cuando tuvo que finalmente explicarle lo que el “maravilloso evento” significa, encontró algo de ternura, un poco de sabiduría y bastante de su filosofía personal sobre lo que es “ser una mujer” (si es que mi diagnostico de histeria se sostiene, LA pregunta que marca al personaje). Betty igual es Betty cuando aprovecha para clavarle el puñal a Megan de que “la niña necesitaba a su madre en un momento como ese”.
A pesar de todo lo que paso, igual me quedé con gusto a poco, como si hubiéramos visto la primera mitad de un episodio doble, y con algunas desconexiones importantes con respecto a lo que vino sucediendo anteriormente, aunque el nuevo rol de Joan, el nuevo status de Pete, todo lo que pasó con Lane y hasta las historias que remiten a clientes como Jaguar o Dow son claramente consecuencias de los 11 anteriores.
Algunas observaciones al paso:
- Me resulta muy raro que no haya habido ninguna consecuencia de la historia de Peggy el episodio pasado. Por todo lo que sabemos, podría estar encerrada en una oficina trabajando con Stan y Ginsberg, también conspicuamente ausentes.
- El único que acusa recibo de la partida de Peggy, es, indirectamente, Ken. Ya vemos que hizo Peggy con “el pacto” de que si se iba uno, se iban los dos.
- Hay mucha discusión dando vueltas hoy sobre los límites del buen gusto. ¿Necesitábamos realmente ver el cadáver de Lane y la menarca de Sally?
- Lindos detalles de vestuario con Sally: su look de “mini y botas” claramente remiten al mismo look de Megan una escena antes. Y como alguien me señalo, las botas de la ‘escapada prohibida’ de Sally son las que Don no le permitió usar en “At the codfish bar”.
- Y hablando de vestuario: ¿Don Draper con un sweater polera? El tiempo claramente está pasando…
- Por si cabía alguna duda que Scarlett es la nueva Joan, el “coaching” de Joanie nos lo recuerda todo el tiempo. Me pregunto qué tienen en cartera para el personaje.
- Finalmente, un ítem para debatir: se supone que la clave de las discusiones entre la cadena y Matthew Weiner para la renovación de la serie que estamos disfrutando, tenían que ver con los pedidos de reducir el elenco de temporada a temporada e incluir más publicidad en la serie misma. Lane ya no está, por todo lo que sabemos Peggy podría no volver, y Jaguar y Dow están al frente y adelante. Mmmmmm.
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