"For the love of god, go fuck yourself!"
Hablemos sobre la necesidad de una quinta temporada de Nurse Jackie. Según lo veo, claramente, no la necesitamos. Y no porque la serie esté en sus últimos cartuchos, al contrario, probablemente esta cuarta temporada haya sido la más sólida de la serie. Y justamente por eso, ¿para qué arruinarla?. El episodio de esta semana fue un más que satisfactorio cierre de la temporada, y de la serie como un todo. Si la última toma de Jackie que tengo que ver es la de la pintura de “Dios” en la azotea de All Saints, me doy por contento.
Nurse Jackie fue desde el principio la historia de una mujer que no sabía o no quería saber todo lo bueno que tenía. Un marido que la adoraba; dos hijas, una un poco problemática, pero nada serio; y una posición profesional envidiable. Un líder no es al que ponen a que ocupe ese lugar: un líder es el que toma ese lugar, el los demás ven en ese lugar, el que sabe que hacer con el poder que le dieron. Y Jackie siempre fue la líder de All Saints De los enfermeros, pero también de los médicos. La que todos seguían, para bien, o más que seguido, para mal.
Pero Jackie no solo sabía, o no lo podía ver. En su nube de adicciones, no supo valorar todo esto. Y para cuando quiso hacerlo, por lo menos en lo personal, ya era demasiado tarde: años de auto boicot dieron el resultado esperable.
Pero en lo profesional, Jackie era la número uno, y todo lo que necesitó fue la oportunidad para darse cuenta, para ejercer ese liderazgo, para, por primera vez en su vida, tener el CONTROL. En algo por lo menos. Si después de todo lo que le pasó en la temporada, pero especialmente en la última media hora, Jackie no volvió a consumir, fue porque en algún lugar, encontró ese control que la venía eludiendo. Y cuando encontró eso, todo lo demás cayó en su lugar, aunque sea ese cachito que llegamos a ver con Grace.
Y justamente si ese liderazgo y ese control venían funcionando, el secreto estaba en la propia inconsciencia de tenerlo. Y si no, pregúntele a Cruz, que perdió todo el control que creía tener. O que perdió todo, punto y aparte. El control de su hospital, el control de su cuerpo (lindo toque que no era pánico si no un problema cardíaco en serio. Doctor, cúrate a ti mismo!), y el control de su vida familiar, por supuesto.
Y si cerramos la historia de Jackie y la de Cruz, también cerramos a su manera la de O’Hara (el nacimiento a último minuto podría haber sido un cliché barato, afortunadamente no lo fue), la de Gloria (salvando las papas, una vez más) y cerramos la de Zoe.
Como Peggy entrando a Sterling Copper en Mad Men, Nurse Jackie empezó con Zoe, verde e ingenua entrando a All Saints. Zoe, la que en este episodio es la que dirige a los nuevos enfermeros, y la que le dice a Cruz lo que los demás, detrás de su enojo, no pudieron. Zoe, finalmente reconocida por Jackie y O’Hara como una par. Nuestra nenita creció, no se me ocurre final más redondo.
Esta no es una despedida de Jackie, obviamente voy a seguir mirando. Pero no lo necesitaría. Por una vez, una serie me dio todo lo que esperaba.
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