Jesse, atrapado en la culpa
El episodio comienza con Jesse en su casa jugando a Rage, un juego que está a puntito de salir a la venta. En esta escena se ve a un Jesse torturado por el remordimiento. Aún su cabeza no puede borrar los recuerdos del asesinato de Gale y su sentimiento de culpa.
Juega para intentar olvidar lo malo que ha hecho, algo así como una ruta de escape. Pero la cara de Gale al recibir el disparo no se desvanece de su memoria y continuamente vuelve a aparecer.
Jesse se encuentra pintando las paredes de su casa. Pretende tapar las pintadas de la gente que tantos días han pasado en su casa (como vimos en anteriores episodios) y por qué no, comenzar de nuevo. Pero todo se va al garete tras recibir la visita de Walter. Éste le propone acabar con Gus ya que a Walter le es imposible acercarse a su jefe. El nuevo trabajo de Jesse facilita las cosas ya que tiene contacto con Gustavo y podría acabar con su vida.
¿La forma? Envenenarle con ricino, algo que intentaron en su momento en la 2ª temporada con Tuco. Walter lo fabrica en el mismo laboratorio y se lo entrega a su compañero. Jesse lo guarda en un cigarro y a la menor posibilidad, asesinará a Gus. Como otras veces en la serie, son ellos o Gus y si una cosa ha quedado claro en este tiempo, es que será Gus el que pierda.
Una vez más, a Jesse le toca hacer jornada doble y acompaña a Mike a la reunión entre Gustavo y el cartel.
Gustavo prepara una reunión con el cartel para redefinir los términos del acuerdo entre ambos y como siempre, cuida cada detalle. Seguridad en todos los lados, pastas para los "invitados" y café recién hecho que se encarga de hacer... Jesse. Este es su momento. Ahora o nunca. Es el momento de poner el ricino en el café y acabar con la vida de su jefe. Pero Mike aparece para prestarle una pistola y trunca los planes de Jesse y Walter. Tendrá otra oportunidad, y será en muy poco tiempo.
Llegan los representantes del cartel y uno de ellos se reune con Gustavo. El jefe de Los Pollos Hermanos con su habitual amabilidad le propone acabar con la relación entre ambos tras el pago por parte de Gus de 50 millones de dólares. El representante del cartel (uno de los que acaban con la vida de los dos empleados de Los Pollos Hermanos al comienzo del anterior capítulo) se niega en rotundo y aclara que esto no es una negociación. Poco más sabemos, pero seguro que en próximos episodios se aclara todo.
Todos salen de la sala con cara de pocos amigos y Jesse se encuentra ante otra gran oportunidad para quitarse de en medio a Gus: le tiene delante, a apenas unos metros y tiene una pistola en el bolsillo. Pero el gran número de gente armada alrededor le hace replantearse la situación y no actuar.
Tras este trabajito, Jesse acaba en la parroquia donde se reunía con gente como él, adictos a la metanfetamina que querían salir de la espiral de autodestrucción en que se encontraban. Pero como recordamos, el objetivo de Jesse en su momento no era otro que vender meta entre los consumidores allí presentes. Y esto es algo que aún en estos momentos, le atormenta por dentro.
Una vez dentro de la parroquia, Jesse echa fuera todo lo que le carcome por dentro y trata el tema del asesinato de un perro problemático ("problem dog", de ahí el título del episodio) como metáfora del asesinato de Gale. Además, Jesse confiesa el motivo real por el que iba a las reuniones: vender meta a los que para él eran clientes. Jesse siente que se ha quitado un peso de encima al contarlo a la gente.
Walter, tomando cartas en el asunto
Walter debe devolver el coche que compró a su hijo para no levantar sospechas. Cuesta 800 dólares devolverlo al concesionario y Walter no está dispuesto a pasar por el aro.
Walter coge el coche y se dedica a hacer derrapes hasta que el coche se queda atrapado en una cuneta. Ahí coge los papeles del coche, los mete en el depósito de gasolina y los prende. Así pretende destrozar el coche y no devolverlo. El antojo le costará la friolera de 52.000 dólares, pero así es Walter. Soberbio, prepotente y capaz de hacer lo que le da la gana cuando le da la gana. Para eso cobra millones de dólares al año.
De vuelta al lavadero de coches, Walter trae lo que ha ganado en dos semanas, más de 200.000 dólares. Ahora es el momento de Skyler, de cumplir con su parte del trabajo, en definitiva, de blanquear el dinero. Y ella se muestra sorprendida y hasta asustada ante tal cantidad de dinero. Según ella es casi imposible tapar todo esto, pero aún así no quiere dejarlo. Se ve capaz de cumplir con su tarea.
Hank, vuelta a los orígenes
Hank sigue con su investigación tras la "ayuda" de Walter hace dos episodios. Esta vez va con Walter Jr. a Los Pollos Hermanos y se encuentra con Gustavo, quien les atiende con su habitual amabilidad. Éste se ofrece a rellenarle su vaso de bebida y acto seguido, en el coche, mete el vaso en una bolsa de pruebas. Claramente tiene a Gustavo en su punto de mira y no parará hasta resolver el caso de Gale y sus conexiones con la meta azul.
Hank con Marie llegan a la Sede Central de la D.E.A. para declarar sobre el caso de Gale. Allí le espera Gomez, el antiguo compañero de Hank en la agencia. Suben y se reunen con el director de la D.E.A.
Ha llegado el momento de que Hank muestre los avances en su investigación. Explica todo lo que ha investigado, como la compra por parte de Gale de un trasto para fabricar metanfetamina, las conexiones de Gale con Los Pollos Hermanos y con Gustavo Fring. Llegado a este momento, tanto Gomez como el director ponen en duda su investigación, pero Hank tiene un as guardado en su manga: las huellas del vaso que cogió Gustavo coinciden con las huellas encontradas en el piso de Gale.
No hay vuelta atrás, Hank ha atado cabos y está más cerca de lo que él realmente cree de la verdad. Y quizá lo que encuentre no le guste.
OPINIÓN
Otro episodio soberbio, y van... La interpretación de Aaron Paul es maravillosa, entodas las escenas, pero la escena de la reunión en la parroquia es para encuadrarla y darle todos los premios habidos y por haber.
Las tramas están en un punto en el que no hay vuelta atrás, y tiene pinta de que esta serie nos va a volver a dejar con la boca abierta. Habrá mil teorías sobre el final de esta temporada pero todo apunta al fin de la trama de Gus por un lado o por otro. O lo matan Walter y Jesse o le acaba cogiendo Hank, y esto último es lo que no quiere Walter.
Así que permanezcan atentos y con los ojos bien abiertos, porque se avecina un huracán de emociones y situaciones. Y cada semana, en este blog, comentaremos cada episodio lo mejor que podamos.
Espero vuestro comentarios. Larga vida a Breaking Bad!!
Un gran capitulo, para una gran serie. Desde la misma escena final (mas allá de la publicidad encubierta al RAGE), Aaron Paul ha vuelto a mostrar su calidad actoral, y el monólogo final de Dean Norris (Hank) exponiendo su caso ha sido.. soberbio. Esa mirada sobradora, decia mucho mas.
ResponderEliminarPor cierto... la foto de Gus dando la mano al jefe de Hank, dice que es algo mas que solo el jefe de Hank, no? Estaba muy nervioso cuando le exponian el caso de Gus.