martes, 4 de diciembre de 2012

don't mess with Kalinda


Es muy difícil encontrar fallos en el guión de The good wife. Desde el comienzo de la serie se ha caracterizado por una coherencia absoluta de sus personajes y por unas tramas perfectamente desarrolladas. Sin embargo, a partir de la tercera temporada ha ido mostrando ciertos signos de debilidad. Quizás sea porque todo producto se quema, quizás sea porque una vez que resuelves la tensión sexual no resuelta de los personajes principales todo es más complicado de mantener como el primer día.
El caso es que al comenzar la temporada pasada, la tercera, los guionistas intentaron por todos los medios buscarle una pareja a Cary, y no hubo manera. No la hubo porque no había mujer que tuviera química con este pobre chico; y eso que su personaje gana muchísimo más del lado de los “malos” que no ahora que se encuentra un poco en mitad de ninguna parte. Esos bandazos del año pasado no llegaron a incomodarnos demasiado porque tampoco tocaban a un personaje, digamos, demasiado importante. No como en esta temporada:
el final de la tercera temporada es probablemente el más tenso desde que comenzó la serie. Sí, todos recordamos como terminó la segunda pero también sabíamos que eso iba a pasar así que no cuenta. El final de la tercera nos deja a Kalinda en peligro y la sombra de su marido acechando a mi personaje favorito. Las expectativas estaban por las nubes con la llegada de Nick y el golpe ha sido tremendo. Tengo que decir que a mi el personaje no me desagrada y que la idea de al trama tampoco me disgustaba del todo, al contrario de lo que, al parecer, le ha ocurrido a la mayor parte de la audiencia de The good wife. Me explico.
Estamos acostumbrados a ver a Kalinda en una posición dominante en su relación con la mayoría de los personajes y con los que no, mantenía una distancia que impedía tanto al espectador como al resto de los personajes conocer lo que estaba ocurriendo ahí dentro. Con la llegada de Nick todo esto cambia. Kalinda, por primera vez, se ve expuesta. No domina y mucho menos controla las situaciones que se suceden a su alrededor y eso la desestabiliza. No me parece mala idea el hecho de encontrarnos a una Kalinda al otro lado; el problema ha sido el desarrollo de los acontecimientos. Al público no le estaba gustando la trama (parece que a la audiencia no le gustan los cambios) así que los creadores han optado por recortar dicha trama con la consiguiente reducción, escandalosa, por cierto, de los minutos de Archie Panjabi en pantalla que lleva a un increíble bajón de la serie en su conjunto; y esto es una opinión subjetiva, más allá de mi predilección hacia el personaje.
Por primera vez en cuatro años Kalinda da bandazos incomprensibles. Una cosa era desestabilizar al personaje y otra convertirlo en una persona completamente distinta. No nos deja clara la influencia ni el poder que Nick tiene sobre ella porque no nos dan la oportunidad de profundizar en ello. La primera escena que comparten parecía definir un poco los términos de la relación, pero después Kalinda se muestra rebelde en unos aspectos y completamente sumisa en otros lo cual convierte la trama en una absoluta incoherencia que los creadores han decidido cortar por lo sano.
Esperemos, pues, que los arreglos de guión terminen cuanto antes y que esta segunda parte de la cuarta temporada que nos aguarda tras el parón invernal nos devuelva lo mejor de los personajes mejor escritos de los últimos años en ficción.  

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