Es muy difícil encontrar
fallos en el guión de The good wife. Desde el comienzo de la serie
se ha caracterizado por una coherencia absoluta de sus personajes y
por unas tramas perfectamente desarrolladas. Sin embargo, a partir de
la tercera temporada ha ido mostrando ciertos signos de debilidad.
Quizás sea porque todo producto se quema, quizás sea porque una vez
que resuelves la tensión sexual no resuelta de los personajes
principales todo es más complicado de mantener como el primer día.
El caso es que al
comenzar la temporada pasada, la tercera, los guionistas intentaron
por todos los medios buscarle una pareja a Cary, y no hubo manera. No
la hubo porque no había mujer que tuviera química con este pobre
chico; y eso que su personaje gana muchísimo más del lado de los
“malos” que no ahora que se encuentra un poco en mitad de ninguna
parte. Esos bandazos del año pasado no llegaron a incomodarnos
demasiado porque tampoco tocaban a un personaje, digamos, demasiado
importante. No como en esta temporada:
el final de la tercera
temporada es probablemente el más tenso desde que comenzó la serie.
Sí, todos recordamos como terminó la segunda pero también sabíamos
que eso iba a pasar así que no cuenta. El final de la tercera nos
deja a Kalinda en peligro y la sombra de su marido acechando a mi
personaje favorito. Las expectativas estaban por las nubes con la
llegada de Nick y el golpe ha sido tremendo. Tengo que decir que a mi
el personaje no me desagrada y que la idea de al trama tampoco me
disgustaba del todo, al contrario de lo que, al parecer, le ha
ocurrido a la mayor parte de la audiencia de The good wife. Me
explico.
Estamos acostumbrados a
ver a Kalinda en una posición dominante en su relación con la
mayoría de los personajes y con los que no, mantenía una distancia
que impedía tanto al espectador como al resto de los personajes
conocer lo que estaba ocurriendo ahí dentro. Con la llegada de Nick
todo esto cambia. Kalinda, por primera vez, se ve expuesta. No domina
y mucho menos controla las situaciones que se suceden a su alrededor
y eso la desestabiliza. No me parece mala idea el hecho de
encontrarnos a una Kalinda al otro lado; el problema ha sido el
desarrollo de los acontecimientos. Al público no le estaba gustando
la trama (parece que a la audiencia no le gustan los cambios) así
que los creadores han optado por recortar dicha trama con la
consiguiente reducción, escandalosa, por cierto, de los minutos de
Archie Panjabi en pantalla que lleva a un increíble bajón de la
serie en su conjunto; y esto es una opinión subjetiva, más allá de
mi predilección hacia el personaje.
Por primera vez en cuatro
años Kalinda da bandazos incomprensibles. Una cosa era
desestabilizar al personaje y otra convertirlo en una persona
completamente distinta. No nos deja clara la influencia ni el poder
que Nick tiene sobre ella porque no nos dan la oportunidad de
profundizar en ello. La primera escena que comparten parecía definir
un poco los términos de la relación, pero después Kalinda se
muestra rebelde en unos aspectos y completamente sumisa en otros lo
cual convierte la trama en una absoluta incoherencia que los
creadores han decidido cortar por lo sano.
Esperemos, pues, que los
arreglos de guión terminen cuanto antes y que esta segunda parte de
la cuarta temporada que nos aguarda tras el parón invernal nos
devuelva lo mejor de los personajes mejor escritos de los últimos
años en ficción.
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