"Mutually assured destruction"
Dos cosas parecen constantes de esta temporada de Mad Men: una es que mucha gente parece no estar conforme para nada con cómo va (o iba, sigan leyendo). La otra es que necesariamente para comentarla hay que remitirse a episodios pasados, dado que viene más cíclica que nunca.
Bueno, a los del primer grupo, les han tapado la boca de una manera que NADIE se veía venir y lo segundo va a ser completamente indispensable.
Ya he hablado en algún otro lado sobre la estructura de las series de 13 episodios, y como el llegar a la mitad es el punto en que las cosas se tienen que empezar a mover. Esto es claramente cierto de Mad Men, como una lista de “episodio 6” nos hace rápidamente ver: s01 Babylon; s02: Maidenform; s03 Guy walks into an advertising office (¡!!!); s04 Waldorf Stories (este es bueno, pero “la carne” en ese caso fue el ep 7, The Suitcase; s05 Far away places. No podíamos esperar menos para la s06, pero lo cierto es que el impacto del avance de la trama en este episodio es más para un final de temporada, y en una serie cuya característica distintiva es no dejar cliffhangers, apenas vamos a poder esperar hasta la semana que viene para ver qué pasa con este nuevo Frankenstein que se acaba de formar.
Todos sabíamos instintivamente que la separación de agencia de Peggy era momentánea, y que en algún momento se iba a corregir, probablemente a final de la temporada. Las opciones eran regreso triunfal, regreso con la cola entre las piernas… o algún tipo de unión entre las dos agencias. Cuando la semana pasada apareció uno de los socios de Ted Chaugh y vi que el actor que lo interpretaba era Harry Hamlim, vi que algo por ahí venia: aun en una serie de prestigio como MM, no se contrata a un actor con cartel propio para una aparición casi de cameo en una fiesta. Pero nadie se veía venir lo que Don y Ted pergeñaron sobre dos vasos de whisky en un hotel de Detroit. Ese es en gran parte el tema del episodio: gente tomando decisiones sin informar a los demás que están haciendo, con muy diversos resultados. Don y Ted, claro. Pero también Don y Jaguar; Pete, Joan y Bert y la oferta pública (esa sí que es una yunta poco esperada…); Roger cortándose solo para conseguir a Chevrolet (para el caso, Roger dejando colgada a Marie también); y hasta Tom Vogel llevándose a Viks y vengando a su hija de paso. Y no hay jerarquía que garantice resultados, y aun cuando los da, hay consecuencias que pagar. De hecho, la reacción de Joan ante la caída de Jaguar fue uno de los mejores momentos de un episodio descollante y finalmente pone algún tipo de cierre a la historia que comenzó en The OtherWoman.
El motivo por el que muchos comentaristas ven este episodio como un “regreso” para Mad Men fue porque dejó un poco el teleteatro y volvió a dinámicas que son típicas de las primeras tres temporadas y que se coronaron con un episodio que tienen todas las líneas de conexión con este: Close the door, have a seat, que cerró la temporada 3. Tengo que admitir que a mí también me energiza ver este tipo de cosas alocadas, pero no significa nada si no está anclado en un personaje o varios, y en este caso, es Peggy. Puede que a nuestra heroína no le gusten los cambios, pero su nuevo departamento, su nueva situación laboral y su potencial nueva situación sentimental son el tipo de cosas que llevan a la gente al infarto o el alcoholismo. Y tampoco nos olvidemos que por todas las consecuencias para Joan de The Other Woman, también fue el episodio que cambió todo para Peggy. Joan fue la que se puso a gritar por lo fácil que se deshace algo que le resultó traumatico, pero Peggy lo está sufriendo lo mismo o más.
Pero por lo pronto, en el cierre de esto que extrañamente parece un episodio en dos partes, el primero de ese tipo en toda la serie, Peggy sabe lo que tiene que hacer: “New York City, May 17, 1968. For immediate reléase.”
Algunas observaciones al paso:
- Que alguien le dé un Emmy o algún otro premio a Christina Hendricks! Ya viene hace dos temporadas robándose la serie, pero si hay un “Emmy Reel” que no necesita edición es su monologo poniéndole los puntos sobre las ies a Don.
- No voy a competir con Tom and Lorenzo sobre la significación de la moda y el estilo con respecto a los personajes, pero el pelo suelto de Joan en su primera decisión de alta monta para la agencia, habla volúmenes.
- Algo en lo que Mad Men generalmente falla es en las secuencias de fantasía. No tienen lugar en el realismo cerrado de este universo. Fallaron con el “fantasma” de Anna, fallaron en el delirio asesino de Don la temporada pasada, y falla en la fantasía de Peggy con Ted. Y hablando de Peggy y Ted, lo veíamos venir, pero no. Esto es Duck parte II. Pobre Peggy… sus elecciones de hombres nunca pegan una (mejor ni hablar de Abe y el departamento que le hizo elegir)
- Roger siempre lleva unas copias de “Sterling gold” para regalar.
- Cada aparición de Marie Calvet es más disfrutable que la anterior. Sus diálogos y caras durante la cena con Herb y su irritante esposa fueron increíbles. Espero que ese “goodbye” a Roger no signifique no más Marie en el futuro. Los consejos que le da a su hija para levantar su matrimonio son geniales. Megan obviamente, le hace caso.
- Y hablando de personajes que se nos van, veo poca Trudy en nuestro futuro. Genia igual como aun cuando parecía estar dándole una segunda oportunidad a Pete, en cuanto se entera donde se encontraron su (ex)marido y su padre, no duda lo que tiene que hacer.
- Hablando de ese encuentro: Bob. Este trepa tiene la llave de la definición de la temporada, acuérdense lo que les digo.
- Otra de Megan: me gusta como su personaje, tan odiado como es, se transformó casi en una “meta presencia”, comentando como si fuera la voz del público. El “ya me odian?” del ep pasado, y esta vez diciéndole a Don que le ‘encanta verlo así de energizado’, como el público adorador del Don-alfa.
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