Mi relación con Dexter Morgan empieza a parecerse a la que tuve hace unos años con Michael Scofield. A primera vista del primer capítulo de la nueva temporada parece que ha vuelto el Dexter del principio: el que mata con rabia y sin preocupaciones, el que no tiene que dar explicaciones a nadie sobre sus salidas nocturnas. El pasajero oscuro ha regresado en todo su esplendor y, aun así, Señor Morgan, creo que lo nuestro se está enfriando.
Yo era muy de Rita, de hecho, creo que aun no lo he superado. Ella era la única capaz de humanizar a Dexter. Después de su muerte vimos a un Dexter dolido, salvaje, bastante irracional y más violento aun si cabe. ¿Qué pasa? ¿Se le ha acabado el dolor? Vale, todas las heridas terminar por cicatrizar pero, si tenía que volver el Dexter inicial que volviera con todas las consecuencias. ¿Qué es eso de sentirse cómodo en una reunión de antiguos alumnos? ¿Vamos a ser capaces de relacionarnos con otros seres humanos normalmente? No me hagas esto, Dexter. Y ¿los nuevos malos de la temporada? ¿Vamos a estar todo el invierno viendo serpientes salir del interior de cadáveres? Please, don't!
Las nuevas temporadas tienen que traer cambios y personajes nuevos. De los segundos tengo gana de ver cómo resulta la nueva “assistant” de Masuka; aquella chica a la que Hiro Nakamura llamada “my nemesis” en Heroes y que parece no haber perdido la cara de velocidad.


Dexter ha comenzado frío conmigo, no lo voy a negar. Esperaba más...bueno, mas no, algo distinto. Pero confío en él para que no me rompa el corazón como lo hizo Michael Scofield en su día.
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